24 de abril de 2013

Digamos que después de luchar tanto por esto ahora se esta quedando en nada. Ahora que todo va bien, que he conseguido todo eso que quería la cosa flojea. Pues estoy cansándome de que tengas esas tonterías que tienes de niño sin que me las merezca, de que sigas en tus trece y no des nunca el brazo a torcer por nada de esto, pero que cuando desaparezco vengas buscándome como si te importase todo esto rompe mis esquemas.
Puede que las cosas hayan cambiado, que esta vez sea yo quien quiere utilizarte para lo que a mi me plazca. Quizá ahora sea yo quien no te necesite tanto.
Cuando el tiempo hace que todo se suavice y te permite ver que no vas a ningún sitio con lo que quieres, y lo sé, sé que quizá no es lo mejor para mi, que somos tan diferentes como el agua y el aceite pero a la vez tan iguales como dos zapatos. Pero recuerda, está el zapato izquierdo y el derecho. 
Que tenemos diferentes planes de futuro y si metemos el futuro ¿de verdad nos ves juntos?.
Cuando una persona no sabe que quiere ni lo que no quiere es cuando debes plantearte si de verdad quiere algo. 
A día de hoy puede que si que me haya demostrado muchísimas cosas pero es que no puede igualarme en ninguna perspectiva. 
Supongamos que él soy yo y yo soy él, vamos a intentar por un momento cambiar los papeles, las cabezas, las mentes, déjame ver que hay en tu cabeza cuando me tienes a un centímetro de ti para saber si de verdad tengo que quedarme a tu lado porque no se cuanto más voy a aguantar con este juego que al final hemos inventado los dos. Un juego en el que nos queremos pero no lo decimos, que no lo sepa el otro pero que como se cruce alguien de por medio revienten mis ganas de celos. 
Ahora supongamos que cada uno vuelve a su cabeza, vale, ahora que tú sabes que hay en mi cabeza dime si estas dispuesto a acompañarme en todo aquello que tengo planeado porque si no lo estas, DESAPARECE.
Recuerdo cuando me decían que si alguien se cruza en tu camino es por una razón pero en la misma frase viene, un cruce es solo una parte de tu camino, mi camino digamos que es recto y eres tu quien decide acompañarme paralelo a mi.
Tenemos tanto por decirnos o mas bien tengo tanto yo a ti que decirte y no te lo digo por el hecho de que tú no tienes nada que decir y no tener una razón por la que mandar todo a la mierda. Porque te juro que ahora mismo, para mi, cualquier cosa puede hacer que esto se desplome, que el cruce termine y yo continúe mi camino, que aparezcan nuevos cruces y que se conviertan en paralelos o no lo hagan.
Así que dime, ¿a qué esperas? Espabila porque mientras tú te lo piensas otros cruces aparecen en este camino en el que yo no voy a parar.

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