30 de enero de 2013

Siempre he pensado que soy una persona fuerte, que sé distinguir entre lo que merece la pena y lo que no. Estaba convencida de que nunca me dejaría engañar y que siempre superaría todo lo que se me pusiese en mi camino. Pero entonces llegaste tú. Creo que aunque vinieras con manual de instrucciones tampoco te entendería. Supongo que en algún momento te das cuenta de que ya has hecho demasiado por alguien, que dar otro paso más ya es pasarse, que la única decisión que te queda es alejarte. Porque llegas a entender que ya has sobrepasado la línea, que ya has hecho la idiota durante suficiente tiempo. Puedes creer en el destino y pensar que todo llegará, o también puedes pensar que hay cosas que nunca serán tuyas, hagas lo que hagas y por mucho que lo intentes, nunca lo serán.
Me considero una persona luchadora y cabezona, de esas que no paran hasta conseguir lo que se proponen, de esas que son fan de la frase "Cueste lo que cueste" porque adoran el peligro que desprenden esas simples palabras. De las que cuando les dicen "nunca lo conseguirás" o "es imposible" tienen un motivo más para intentarlo. Y aunque tú siempre serás mi excepción favorita, fuck you.

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